Por Karla Patricia Arévalo | 04.Feb.2020
El presidente Nayib Bukele vetó nueve decretos legislativos entre junio de 2019 y enero de 2020. La Asamblea se opuso a dos de estos vetos y los superó.
Las reformas o proyectos de ley aprobados por la Asamblea Legislativa son trasladados al presidente para su sanción y publicación; pero también, si lo considera necesario, para emitir observaciones o impedir que se aprueben decretos mediante un veto. Así lo establece la Constitución de la República en el artículo 137.
En los primeros siete meses de este Gobierno, el presidente se opuso a nueve decretos aprobados por la Asamblea Legislativa. Bukele decidió no sancionarlos y los vetó. La Asamblea respondió a dos de estos vetos y los superó.
Hay dos razones por las que el presidente puede vetar un decreto: porque lo considera inconstitucional o inconveniente.
El primer veto del presidente fue en julio de 2019; ese mes se opuso a dar una compensación económica a los maestros que buscaran retirarse voluntariamente luego de cumplir con la edad y el tiempo de jubilación establecido por ley.
El veto a este decreto fue calificado por el presidente como “inconstitucional” e “inconveniente” y fue la primera vez que los diputados quisieron superar un veto presidencial, pero los votos no fueron suficientes.
Ese mismo mes vetó el decreto para la conformación del Tribunal Especial para el Curso de Ascenso a Comisionado General y, en agosto, vetó las reformas para regular el curso de ascenso a subcomisionado para inspectores jefes de la Policía Nacional Civil.
El Gobierno tenía tres meses de haber iniciado su gestión cuando en septiembre vetó tres decretos más. Estos fueron las reformas a la Ley de Fomento, Protección y Desarrollo para la micro y pequeña empresa; las reformas a la ley de Zonas Francas Industriales y por último la reforma a la Ley Especial para la Constitución del Fondo Solidario para la Salud (Fosalud).
Esta fue la primera vez que los diputados se opusieron formalmente a un veto presidencial: con 72 votos de todas las fracciones legislativas, a excepción de los diputados de GANA; Juan José Martel del CD y uno del PCN, los diputados dijeron no al veto que impedía subir del 35% al 50% los impuestos al tabaco, licores y armas; los fondos recaudados serían destinados al pago de horas extras y días festivos de los empleados del Fondo Solidario para la Salud (Fosalud). Los 72 votos para superar el veto presidencial fueron más que los 64 obtenidos el día en que se aprobó dicha reforma.
Así como la Asamblea puede superar un veto presidencial, la Constitución también faculta al presidente a apelar esa decisión.
La Corte Suprema de Justicia (CSJ) debe dar un fallo cuando ambos poderes del Estados, Ejecutivo y Legislativo, no coinciden en torno a una reforma de ley.
El primer veto superado por la Asamblea fue rechazado por Bukele por lo que tuvo que resolverse mediante la intervención de la Sala de lo Constitucional.
La Sala dio la razón al Ejecutivo por considerar que la reforma “incidiría en la ejecución del presupuesto anual aprobado”.
PCN dejó de ser oposición en veto
El segundo veto presidencial superado por la Asamblea ocurrió el 5 de diciembre cuando Mario Ponce ya era el presidente de la Asamblea Legislativa. Ese día, con 64 votos, ocho más del mínimo requerido, los diputados de ARENA, del FMLN, dos del PCN, dos del PDC y el diputado no partidario, superaron el veto presidencial a las reformas de los artículos 185, 186 y 197 del Código Electoral, que permitiría la incorporación de la fotografía de los candidatos a alcaldes municipales en la papeleta de votación.
La presidencia argumentó que la reforma aprobada era “inconstitucional” porque violaba el derecho de igualdad en el ejercicio del sufragio pasivo establecido en el artículo 72 de la Constitución de la República. Agregó además que su aprobación significaba una violación al principio de racionalidad del gasto público.
El PCN votó a favor de superar el veto a las reformas de la ley de Fosalud en octubre del año pasado. Pero en esta votación, siendo Mario Ponce presidente de la Asamblea Legislativa, su fracción decidió abstenerse de votar para superar un veto presidencial.
La discusión suscitada el día de la votación era en torno a cómo en agosto de 2014, cuando el presidente era candidato a la alcaldía de San Salvador dijo estar a favor de incluir la fotografía del candidato en la papeleta de votación. Cinco años después, vetó la propuesta de incluir este recurso en la papeleta de votación.
A criterio del diputado de ARENA, Ricardo Velásquez Parker, el veto del Ejecutivo fue incoherente: “El político no puede ir adaptando su conducta a la audiencia que tiene enfrente (…) este veto tuvo argumentos risibles. No tiene ningún componente de inconstitucionalidad, a lo mejor podía alegar alguna inconveniencia económica… ”, dijo Parker en la plenaria del 5 de diciembre.
Los vetos a las reformas de la ley de Fosalud y del Código Electoral fueron los únicos vetos superados por la Asamblea. Dado que el Ejecutivo mostró inconformidad con los vetos superados, ambos pasaron a la Corte Suprema de Justicia.
Aunque en noviembre hubo un nuevo veto a reformas al Código Electoral, el veto que sí dio de qué hablar ha sido el más reciente, el veto a las reformas del voto en el exterior.
El 16 de enero, los legisladores aprobaron con 75 votos el voto desde el exterior para elegir a diputados de la Asamblea y del Parlamento Centroamericano (Parlacen). Esta reforma dejaba fuera la elección desde el exterior para alcaldes y concejos municipales. El presidente lo vetó.
El diputado René Portillo Cuadra de ARENA dijo ayer a El Diario de Hoy que su fracción no buscará superar dicho veto y considera que, entre más consenso haya para incorporar las observaciones del presidente, será mejor: “Creemos que es bueno incorporar las observaciones del presidente en lo que sea pertinente”.
El contrapeso entre la Asamblea y el Ejecutivo
Dado que el sistema político en El Salvador tiene como base los frenos y contrapesos, el director ejecutivo de Acción Ciudadana, Eduardo Escobar, considera incompatible que en un sistema democrático un funcionario o una institución tenga el poder absoluto.
“El que el presidente esté ejerciendo la función de vetar lo que le propone la Asamblea Legislativa es positivo desde la óptica del ejercicio del control al poder. En el caso de la Asamblea habría que valorar cuál es la causa del porqué no se intentó la superación del veto en la mayoría de las ocasiones”, dijo.
Escobar considera como una posibilidad que la Asamblea no supere vetos por evitarse la discusión de la Sala de lo Constitucional, pues esto retrasaría la entrada en vigencia de una ley que buscan aprobar: “No lo veo como un tema de debilidad de la Asamblea, habría que ver si hay una revaloración o, en todo caso, si no lograron la correlación favorable”.
Portillo Cuadra, de ARENA, se abstuvo de aclarar por qué su fracción no superó los siete vetos que el presidente envió durante los primeros siete meses de su gestión.